Cuando conocí a Juli Oriolo me maravilló su calidez, su simpleza y el dominio que tenia de las recetas italiana más clásicas. Me sorprendió saber que en aquel momento todavía no conocía Italia, porque sus platos capturaban la esencia más genuina de esa gastronomía. Un tiempo después, llegó el esperado viaje y este libro es testigo, entre otras cosas, de ese encuentro con los sabores de familia que ella ya llevaba en la sangre.
Juli trabajó en cocinas muy exigentes donde el producto era la estrella, y eso se nota en cada plato que elabora. De sus manos probé el mejor ojo de bife de mi vida y tambien las albóndigas y lasañas más ricas. Tienes en tus manos un libro perenne. Un libro que no va a pasar de moda. Un libro como Julieta: simple, auténtico y honesto. En una época donde todo parece apurado y superficial, Cocina italiana nos conecta con lo profundo, con el trabajo manual y la atención a los cinco sentidos. Amasar un domingo de otoño, invitar amigos, hacer una rica salsita y disfrutar de un almuerzo al abrigo del sol. (Ximena Saenz)