«Madres, abuelas, hijos, maridos, esposas de secuestrados, asesinados, desaparecidos, recuperados, reaparecidos: todos están dañados por las dictaduras militares de la región, dice Daniel Gatti, autor de este libro imprescindible, él también hijo y hermano de desaparecidos. En el itinerario del daño que traza, Gatti incluye a los hijos y nietos de los represores, los desobedientes que osan romper el vínculo familiar opresivo y violento y sumar su voz a las denuncias de los horrores. Los testimonios y las historias exhumadas dan cuenta de las similitudes de los dramas —las mismas heridas, los mismos ultrajes, las mismas dudas, las mismas determinaciones— de los damnificados de “uno y otro lado”. Unos y otros —surge inevitable del texto— avanzan juntos hacia la recuperación de la dignidad, componente principal de la identidad.
Samuel Blixen
«A través de las historias de hijas e hijos de represores y una nieta apropiada, narradas en todas sus luces y sombras, Gatti nos obliga a encarar las profundas y complejas heridas que dejaron el terrorismo de Estado y sus agentes a lo largo y ancho del Cono Sur. Un libro imprescindible en estos tiempos de polarización y nuevos intentos de minimizar los crímenes de lesa humanidad cometidos por las dictaduras en Argentina, Chile, y Uruguay».
Francesca Lessa
«Desobedecer es una palabra compleja. Tiene una acepción política, por supuesto, pero también otra familiar, casi infantil. Ambas se superponen en este libro que eriza la piel. Desobedientes se llaman a sí mismos algunos hijos (casi siempre hijas) de represores que decidieron repudiar a sus padres. Historias uruguayas, pero no solamente, que incluyen, casi en espejo, la recuperación de la nieta 129 al otro lado del Río de la Plata».
Roberto López Belloso