“Veintisiete cortes de carne en figura doble, partida en fragmentos de otros. Una mujer cambia los elementos punzantes por tinta –la letra con sangre entra– y acepta su derrotero: un matrimonio interrumpido, la maternidad y la tarea de aprender a postergarse. Nebril escribe como quien acompaña a una amiga de cerca, observando los detalles cotidianos y optando por profundizar en el umbral de los instantes decisivos. Elige sublimar el colapso de la protagonista, hace de la frustración una apertura al conocimiento y de la culpa un redescubrimiento erótico.
El libro es una geografía física que integra textos de otros autores e ilustraciones a la novela y su adaptación dramática. Los acontecimientos emergen del ejercicio entre géneros, en una búsqueda que encuentra en la literatura y la filosofía, el auxilio, la suplantación y la posibilidad de aprender cómo se sigue cuando parece haberse derrumbado lo que se creía estático.
La lectura y la ficción como un hechizo capaz de transformar los caminos.”
