Desde hace ya más de cien años, en Uruguay, al igual que en otras partes del mundo, existen lo que hoy llamamos políticas culturales y que, en aquel momento, se denominaban de fomento artístico.
Este libro recorre algunas de las iniciativas y proyectos que artistas, instituciones culturales, políticos e intelectuales discutieron sobre este tema en las tres primeras décadas del siglo XX, tanto en el parlamento como en la prensa y revistas culturales de la época. En un viaje que nos lleva desde iniciativas relacionadas con museos, archivos y bibliotecas hasta la creación de orquestas, compañías de teatro y salones de exposición —todas de carácter público—, esta investigación también se detiene en los debates acerca de los criterios utilizados por el sistema político para otorgar premios, subvenciones, encargos o becas de estudio en Europa. Tal vez sorprenda saber que las argumentaciones esgrimidas no solo partían de criterios nacionalistas, modernizadores o democratizantes, sino que también defendieron en algunos casos el derecho de los artistas a vivir de su arte.
A lo largo de este recorrido van surgiendo nombres, en algunos casos olvidados, tanto de personas como de instituciones, a la vez que se reflexiona sobre distintas prácticas y formas de organización de los «mundos del arte» y sus efectos en el sistema político. El libro concluye con el análisis de los espacios de convergencia entre arte y nuevas tecnologías de comunicación de la época (concretamente, la radio), a través del estudio de la creación del Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica (SODRE) y su antecedente más inmediato: la Casa del Arte.