«De acuerdo, sí, pero morir no es el problema, el asunto es morir y no darse cuenta».
Hiroshima 1945. Es una mañana cualquiera. Kumiko se prepara para ir al colegio mientras su padre riega los cerezos del jardín y la niña Sumi espía a su madre y al amante. Un avión sobrevuela el pueblo y aunque la guerra parece estar muy lejos de pronto todo se detiene. Un calor intenso quema la piel derrite los cerezos; sobrevienen el silencio y el desconcierto. En apenas unos segundos: la eternidad y el infierno.
Así comienza esta historia en la que Masato un antiguo guerrero samurai y Cristo su perro en llamas emprenden el rescate de un pequeño grupo de sobrevivientes que mientras atraviesan la ciudad en ruinas se preguntan si no serán en realidad un grupo de fantasmas confundidos.